El paso de una economía verde a una azul

Muchas veces se escucha decir “economía verde”, idea que pocas veces se práctica y que hoy se ve reemplazado por un nuevo concepto, el de “economía azul”. Este término proviene de un libro del mismo nombre -La Economía Azul- escrito por Gunter Pauli, quien se inspira en las ideas de otro libro llamado “De la cuna a la cuna: rediseñando la forma en que hacemos las cosas”, el cual propone una transformación total del diseño industrial, la ingeniería química o la arquitectura. De esa forma se pretende superar el concepto de las 3 erres; reciclar, reducir, reutilizar. Lo que se busca es garantizar un proceso industrial en el que las materias primas regresen a la naturaleza sin un gran impacto sobre el medio ambiente o, incluso, mejorando. Gunter Pauli lleva esta forma de concebir el desarrollo un paso más allá y centra su enfoque en mejorar el conocimiento del sistema natural. La naturaleza no produce residuos y mantiene un perfecto equilibrio entre sus elementos. Se deben aprender las técnicas y formas que tiene para hacer eso. De pasada, aprovecha de criticar dos modelos que se han consolidado como ineficaces: la economía financiera (basada en el crédito y la deuda) y la economía verde (que busca preservar el medio ambiente gracias a grandes inversiones). Como respuesta llega la economía azul, que desea aprender de la naturaleza y su conocimiento acumulado de millones de años. Así, se podrían alcanzar unos niveles de eficacia cada más altos, respetar el medio ambiente y a la vez crear riqueza. Esta forma de hacer las cosas, propia de la naturaleza, debe ser llevada al mundo empresarial. Entre las posibilidades que sugiere Pauli están: Aplicar un diseño bicolor, como el de las cebras, o una estructura de termitero a la arquitectura bioclimática, Teléfonos móviles que no necesiten baterías porque utilizan la energía de la diferencia de temperatura entre el aparato y el cuerpo humano, Reutilizar los desechos mineros o agrícolas. El libro incluye cien ideas empresariales innovadoras que pueden generar 100 millones de empleos en los próximos diez años. Algunas ya se han llevado a la práctica con éxito, por lo que esta forma de pensar no es una utopia, sino que sólo requiere voluntad.

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