60 toneladas de basura genera la Cumbre Río + 20

No se puede sacar demasiado en “limpio” de la Cumbre Río + 20. Quizás lo más relevante fue el discurso del presidente de Uruguay, José Pepé Mujica, que con sencillas palabras salidas de un corazón rojo y verde dejó en claro que la felicidad humana es el principal agente de construcción de un planeta ecológico, que sin la dominación del mercado es libre para respetar el habitar sustentable. Lo demás, declaraciones de principios, saludos a la bandera, participación de cientos de autoridades y miles de delegaciones, que a pesar de una recepción que intentó ser amigable con el planeta consiguió generar nada menos que 60 toneladas de basura. Sí, se hicieron esfuerzos por reducir los desechos. Menos papelería y más archivos digitales, además de vasos reciclables durante todas las jornadas. Pero recibir a 50 mil personas en Río de Janeiro no pudo pasar desapercibido para el medio ambiente. 3.600 toneladas de dióxido de carbono (CO2), que es el principal gas invernadero causante del cambio climático, es el que se ha calculado generó este evento. Esto sin incluir los traslados de los asistentes hasta el punto de reunión. Así es como podemos entender que toda reunión de esta envergadura tiene una huella de carbono profunda en el medio ambiente, inclusive aquellas que se supone son para aliviarle al planeta de la constante agresión que produce la sociedad moderna. Es por eso que es tan necesario que estos encuentros se tomen en serio y pueda ser una instancia resolutiva que no termine como un mamarracho arrugado y convertido en una bola para tirar a la basura, literalmente.

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