Las diversas formas de maleza en nuestro huerto pueden reducir considerablemente la cantidad de producto que cosechamos, ya que como cualquier otra planta, las malezas compiten por agua, luz, nutrientes y espacio. Algunas veces, exudan sustancias tóxicas que pueden afectar el cultivo, hospedar plagas y enfermedades, incluso dificultar la cosecha.
Entre las muchas especies de malezas presentes en la zona central del país, se pueden mencionar: alfiler o aguja de pastor, las ortigas, el moco de pavo o bledo, la cebadilla o espiga, el hualcacho, la correhuela, el diente de león, la verdolaga, y la cúscuta o cabello de ángel. Esta última es muy molesta ya que se enrosca en los tallos de las hortalizas y las asfixia.
- Para eliminarlas se debe arrancar la maleza completa, incluyendo su raíz, hasta que con el tiempo y perseverancia dejará de salir.
- Para evitar su reaparición, se aconseja limpiar el terreno antes de la siembra y regarlo de forma abundante para que así la maleza crezca rápido; luego se suspende el riego por unos días y así es más sencillo arrancarlas.
- Una recomendación orgánica es, antes de plantar las hortalizas, deshacer seis puros y dejarlos una noche en remojo en dos litros de agua. Al día siguiente se cuela la mezcla y se le agregan otros dos litros de agua. Luego se rocía sobre el terreno limpio. Finalmente se debe esperar una semana antes de sembrar.
- Otra recomendación es aplicar cada cierto tiempo una cubierta delgada de materia orgánica en base a paja, cortezas y residuos de vegetales triturados. Así se frena el crecimiento de la maleza, ya que sus brotes no tienen luz suficiente para continuar su crecimiento.
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