La contaminación del agua

 El agua, el compuesto más abundante en la superficie del planeta que habitamos, puede ser contaminado como resultado de casi cualquier actividad humana. Cualquier cambio químico, físico o biológico en la calidad del agua que tenga un efecto negativo en ésta, en los seres vivos que habitan en ella o que la consumen, es considerada contaminación hídrica.
La Environmental Protection Agency de Estados Unidos divide las fuentes de contaminación del agua en dos categorías: puntuales y no puntuales. Las fuentes puntuales de contaminación del agua son lugares fijos, tales como plantas de tratamiento de aguas residuales, fábricas y barcos. Las fuentes no puntuales incluyen las actividades mineras, los caminos pavimentados y la escorrentía agrícola, fuentes también de contaminación del suelo.
En 2010, por ejemplo, el gobierno federal de Estados Unidos señaló que el estiércol que generaban las vacas de las comunidades Amish del condado de Lancaster llegaba por la escorrentía hasta los arroyos y las corrientes que desembocan en la bahía de Chesapeake, el mayor estuario del país que a su vez desemboca en el océano Atlántico, a la altura de los estados de Virginia y Maryland.
Las malas prácticas agrícolas contaminan el agua y la contaminación del agua la hace inservible para la agricultura. Un ejemplo de este círculo vicioso se hizo evidente a finales de 2009 en India. Al sur del país, un equipo de investigadores tomó muestras de un río cercano a 90 fábricas operadas por compañías farmacéuticas y halló que éste era un caldo de cultivo con 21 ingredientes de diferentes medicamentos utilizados para tratar la hipertensión, la gonorrea y las enfermedades crónicas del hígado.

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