El cambio climático es uno de los desafíos globales que a los que se enfrenta la sociedad hoy en día y al que se enfrentará en el futuro. Del cambio climático se esperan consecuencias sociales, económicas y ambientales. Para hacer frente a este problema, se iniciaron en los 90 negociaciones internacionales para limitar las emisiones de dióxido de carbono y metano. Las Naciones Unidas y la Organización Meteorológica Mundial establecieron el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) con el fin de dar asesoramiento científico sobre las causas, los impactos y las estrategias de adaptación y mitigación. Aquí se hace un breve resumen acerca de los enfoques actuales de la evaluación del impacto del cambio climático, haciendo hincapié en los eventos extremos naturales, como son las sequías o las olas de calor. Por último, se exponen las consecuencias potenciales del cambio climático en el ciclo hidrológico.
La Existencia del Cambio Climático
Desde hace varias décadas, la humanidad se ha dado cuenta de su capacidad para cambiar las condiciones ambientales, incluso a escala global. La aparición y la estabilización del agujero de ozono puede servir como un ejemplo de la interacción entre la ecosfera y la antroposfera a escala global. Ya en la decáda de 1860, científicos como Tyndall [1861] reconocieron el efecto invernadero de la tierra. Luego, durante las décadas de 1980 y 1990, una conciencia científica comenzó a surgir exponiendo que la emisión de “gases de efecto invernadero” (básicamente dióxido de carbono y metano) a la atmósfera estaba dando lugar a un aumento de la temperatura global. Este efecto se denomina hoy en día “calentamiento global” o “cambio climático” y se ha demostrado de muchas maneras por la Ciencia [véase, por ejemplo, el IPCC 2001, IPCC, 2007]. Desde hace varias décadas la preocupación por el cambio climático y sus impactos potencialmente críticos ha despertado la atención internacional. Un hito en las negociaciones internacionales fue la firma del protocolo de Kyoto en 1997. Sin embargo, tras el fracaso de la Cumbre del Clima de la ONU en Copenhague 2009 (COP15), parece que estamos lejos de determinar una estrategia común global para mitigar el cambio climático. En Copenhague no pudieron ser adoptados compromisos vinculantes en cuanto a emisiones de CO2, a pesar de que la gran mayoría de los países estaban de acuerdo.
Origen y Impacto del Cambio Climático
Hoy en día la detección y atribución del cambio climático así como su impacto sobre la sociedad y la naturaleza, forman ya parte de la investigación científica. Es más, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) fue establecido por las Naciones Unidas y la Organización Meteorológica Mundial con el fin de examinar las pruebas de los efectos antropogénicos en el cambio climático. Esta institución también trabaja en la formulación de posibles escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero, con el fin de predecir futuros cambios climáticos. Se espera que el próximo informe de evaluación del IPCC vea la luz en 2013/2014 (véase www.ipcc.ch). Los informes científicos de evaluación del IPCC [IPCC, 2007] muestran que es muy probable que la mayor parte del aumento observado en las temperaturas medias mundiales desde mediados del siglo XX se deba al aumento observado en las concentraciones gases de efecto invernadero de origen antropogénico, es decir, el aumento de la temperatura probablemente esté causado por el hombre. Sólo una pequeña parte de los científicos pone este resultado en duda. Sin embargo, el debate público es mucho más controvertido, impulsado por grupos con intereses políticos o económicos [cf. RealClimate, 2011]. Cuando pasamos de la pregunta “¿Existe el cambio climático provocado por el hombre o no?” a preguntas como “¿Cómo será el cambio climático en el futuro?” o “¿Cómo nos podemos enfrentar a este desafío?”, deben ser contempladas muchas más incertidumbres, decisiones subjetivas e intereses. Así pues, estas cuestiones tienen también importantes componentes políticos y sociales, y no solamente científicos.
Estudios actuales sugieren graves consecuencias del cambio político a nivel social, económico y ambiental [cf. Stern, 2006]. Aunque el cambio climático va unido con un aumento muy lento de la temperatura, éste podría causar un cambio en los valores extremos de diferentes variables climáticas e hidrológicas (como olas de calor, inundaciones o fuertes precipitaciones). Es una creencia generalizada que el cambio climático conduce a un aumento de la frecuencia y magnitud de eventos climáticos severos. Esto es confirmado por un gran número de registros meteorológicos (por ejemplo, eventos con las temperaturas más altas, con las precipitaciones más intentas o con las sequías más largas) que han sido superados en las últimas dos décadas [FOE 1997]. El IPCC afirma que “pequeñas variaciones en los valores medios del clima o en la variabilidad climática pueden producir cambios relativamente grandes en la frecuencia de los eventos extremos”, reconociendo que cambios sustanciales en el comportamiento extremo no son impensables desde una perspectiva científica [IPCC 2001]. Así pues, la preocupación no es tanto por el aumento de la temperatura media de aproximadamente 0,74 ºC que se ha producido desde 1906, sino sobre todo por la futura evolución del clima.
Futuro Desarrollo
La cantidad de emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el futuro dependerá del desarrollo de la sociedad, por ejemplo, de sus hábitos de consumo o su capacidad de innovación de nuevas tecnologías. Para hacer frente a esta incertidumbre, varios escenarios han sido diseñados para describir la posible evolución del medio ambiente y de la sociedad en el futuro. Es el caso del Informe especial sobre escenarios de emisiones (IE-EE) del IPPCC, que contempla especialmente los cambios en las emisiones y en las concentraciones de gases de efecto invernadero y de aerosoles, ver Nakicenovic et al., [2000]). Las cuatro principales líneas evolutivas que describen los escenarios combinan dos conjuntos de tendencias divergentes: una conjunto varía entre grandes valores económicos y grandes valores ambientales, mientras que el otro conjunto varía entre la creciente globalización y regionalización. Las líneas evolutivas se resumen del modo siguiente:
A1: Un mundo futuro de rápido crecimiento económico, con la población mundial alcanzando su máximo a mediados de siglo y disminuyendo posteriormente, y con la rápida introducción de nuevas tecnologías más eficientes.
A2: Un mundo muy heterogéneo con un continuo incremento de la población mundial y con un crecimiento económico orientado regionalmente y más fragmentado y lento que en las otras líneas evolutivas.
B1: Un mundo convergente con la misma población global que en la línea evolutiva A1, pero con cambios rápidos en las estructuras económicas que lleven hacia una economía de servicios y de la información, con reducciones en el consumo de materiales, y la introducción de tecnologías limpias y eficientes en relación con los recursos.
B2: Un mundo en el que destacan las soluciones locales a la sostenibilidad económica, social y ambiental, con una población en continuo crecimiento (pero menor que en A2) y con un desarrollo económico intermedio.
Las proyecciones realizadas con estos grupos de escenarios principales, estiman que el calentamiento medio del aire superficial al final de este siglo iría desde los 1.8ºC en un escenario de bajas emisiones (B1) hasta los 4.0ºC para el escenario de altas emisiones (A1FI, sub-escenario de A1) [IPCC, 2007]. Sin embargo, estas cifras están sujetas a debate científico y es posible que varíen en el próximo informe del IPCC en 2013.
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