EL LAMENTO DEL JAGUAR.

13 de abril de 2011. Cada año de 80 a 100 Jaguares son Muertos en la Tierra de los Tepuys; por Julio Cesar Centeno, PhD. El jaguar es el mayor felino y depredador más poderoso en América. Este puede medir tanto como 2 metros de largo, excluyendo la cola.

Es más abundante en las densas selvas tropicales de Centro y Sur América, si bien su espacio natural incluye otros ambientes. Fue adorado como un Dios por civilizaciones precolombinas, desde Méjico a Perú.

El jaguar ha sido cruelmente cazado y perseguido desde los tiempos coloniales. Aun cuando la matanza de jaguares ha sido ilegal en Venezuela por 22 años, durante este mismo tiempo su población ha sido reducida a la mitad.
Hoy, se estima que algunos 3000 todavía sobreviven, mayormente en los 35 millones de hectáreas de selva al sur del rió Orinoco. La población total en América se estima cerca de 20000 individuos.

Cada a o de 80 a 100 jaguares son muertos en Venezuela solamente, principalmente por ganaderos y campesinos quienes según se dice se sienten amenazados por animales solitarios rugiendo cerca de las ganaderías o áreas pobladas rurales. Sin embargo, también es verdad que los jaguares son cazados deportivamente, as como por otras razones. Una elite de cazadores nacionales e internacionales está dispuesta a pagar de 10000 a 15000 dolares por una licencia, la cual les permitir a legalmente rastrear y cazar un jaguar en su ambiente natural. La piel de un adulto también puede alcanzar tanto como diez mil dolares. La carne, huesos, testículos, y la sangre también son preciados con propósitos medicinales y otros, desde la búsqueda de poder físico y mental, hasta la brujería y el desempeño sexual.

Al principio de 1997, PROFAUNA, una rama del Ministerio del Ambiente encargada de los asuntos de la Vida Silvestre, hizo una propuesta la cual fue aprobada por el Concejo Nacional Venezolano para la Vida Silvestre, doblegados ante la doble presión planteada por los ganaderos en una mano y grupos de cazadores en la otra. Algunos cultos de caza consideran el rastreo y darle muerte a Jaguares en un ambiente de selva como la experiencia “máxima”. De este modo, a pesar de la prohibición mundial de cazar la especie, el Ministro del Ambiente orgullosamente anunció la extravagante idea de permitir la caza legal de jaguares, con 30 de las víctimas para ser exportadas como trofeos cada año.

La propuesta se basa en el cuestionable argumento de que los beneficios serán usados para la reubicación de otros individuos amenazados, a mayor distancia dentro de las áreas protegidas. La inhabilidad del Ministerio del Ambiente y la Guardia Nacional para controlar la mortalidad ilegal de jaguares y de otros animales está bien establecida. La decisión tomada por PROFAUNA y el ministerio fue de este modo vista con una considerable dosis de recelo.

Se levantaron preguntas acerca de los verdaderos motivos detrás de la propuesta, incluyendo el posible intento de hacer dinero rápido a expensas de especies amenazadas. El jaguar esta listado como “cerca de estar amenazado” por la World Conservation Union, IUCN.

El gobierno de Venezuela presentó para consideración su curiosa propuesta ante la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), en la reunión pautada para Junio del 97 en Zimbawe. Pero el desafuero generado internamente y en el extranjero después de que la medida fue conocida, forzó al gobierno a retraerse. En Mayo de este año anunció oficialmente la revocación de la medida, y retiró la proposición presentada ante CITES.

Mucha gente, tanto dentro del país como en el extranjero, han aplaudido con un atisbo de alivio el retiro de la propuesta ante CITES. Sin embargo, esta fue solo una expresión relativamente irrelevante de una situación mucho mas dañina y explosiva en el país. Esta es un símbolo de políticas nacionales encaminadas a la explotación inmediata y comercialización de cualquier cosa con valor monetario, indiferente a las consecuencias ambientales, sociales o políticas.

Esta es una expresión grotesca de la improvisación, corrupción e incompetencia de burócratas pasados, cuando a ellos se les permite manejar un país ignorando a sus propios ciudadanos y los derechos de las generaciones futuras, como si fuera el patio trasero de su casa. Esta vez no se pudieron salir con la suya. Pero casi siempre lo hacen.

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