06 de noviembre de 2010. La investigación llevada a cabo por la Universidad de Utrecht y la Agencia Neerlandesa de Medioambiente, planeaba un escenario en el que 500.000 personas cambiaban su automóvil particular por una bicicleta como medio de transporte habitual para los trayectos cortos de entre 7,5 y 15 kilómetros y analizaba las consecuencias que este cambio tendría sobre la mortalidad total.
Los beneficios para el total de la sociedad del uso de la bicicleta como medio de transporte superan a los riesgos. La razón fundamental es la fuerte reducción de la mortalidad relacionada con la exposición a largo plazo a la contaminación del aire y a la reducción, también a largo plazo, del número de accidentes de tráfico que conllevaría el aumento de bicicletas en las calles de las ciudades. Estas son las principales conclusiones del estudio desarrollado en Holando, donde un 20% de los trayectos cotidianos se realizan para hacer la compra, un 30% para ir al trabajo y donde casi un 50% de los trayectos totales realizados en automóvil son inferiores a 7,5 kilómetros. En este caso en concreto, el estudio estimaba que el aumento de la actividad física propiciaría una ganancia de entre 3 y 14 meses de vida.
Además, un mayor número de ciclistas en las calles daría lugar a un mayor respeto y toma de conciencia hacia éstos por parte de los automovilistas, aunque el desarrollo de infraestructuras que permitan el uso de la bicicleta sigue siendo un factor determinante para esta cuestión.
En los Países Bajos el 40,8% de los ciudadanos mayores de 18 años posee una bicicleta además de un automóvil, la bicicleta es medio de transporte más utilizado en los desplazamientos cortos y las infraestructuras para su práctica están muy desarrolladas. En este caso, el estudio indica que los efectos benéficos del cambio del automóvil particular a la bicicleta son muy superiores a los riesgos.
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