LA CAPA DE OZONO se ha debilitado

30/08/2010. Con cada metro de altura aumenta 10% la radiación ultravioleta. Una persona que viva en el Ávila resulta más afectada que la que reside en La Guaira.

En Suramérica, desde el norte de Bolivia hasta Venezuela, la capa de ozono se ha debilitado, el fenómeno ocurre en toda la franja ecuatorial del planeta.

El ambientalista Erik Quiroga dijo que el fenómeno tiene efecto en las ciudades más altas del cinturón ecuatorial del planeta, incluida Caracas: “Los Andes son una plataforma de aire cargado de oxígeno, que asciende a la parte inferior de la atmósfera. Ese oxígeno desplaza al ozono, lo que aumenta la radiación solar”
Con 15 a 40 kilómetros de altitud, la capa de ozono es la zona de la estratósfera que contiene 90% del ozono presente en la atmósfera. Absorbe de 97% a 99% de la radiación ultravioleta de alta frecuencia.

Un nivel excesivo de radiación UV que llegue a la superficie de la Tierra afecta la salud de las personas con enfermedades como cáncer de piel; lesiones en los ojos, siendo las más comunes las cataratas, la deformación del cristalino y la presbicia; y el deterioro del sistema inmunológico, con lo que aumentan los casos de enfermedades infecciosas.

Por cada metro de altura de una ciudad, aumenta 10% la radiación ultravioleta. “He propuesto que el Ministerio de Salud desarrolle campañas de prevención sobre la importancia de proteger la piel de los rayos del sol”, agregó.

En la ciudad hay lugares más sensibles que otros a los efectos de los rayos del sol. Por ejemplo, en la parte alta del Ávila la gente está expuesta 20% más a la radiación que la gente de La Guaira. El debilitamiento del ozono sobre los Andes es peor que los agujeros que aparecen entre el inicio de la primavera y el verano austral. En cambio, el debilitamiento ocurre todo el año. Actualmente las poblaciones más expuestas al fenómeno son las que habitan en Suramérica, especialmente en ciudades como Quito, Bogotá, Cali, Medellín y Caracas. “Marzo, abril y mayo serán los meses de mayor radiación”, dijo.

El uso de aerosoles, un facilismo peligroso

Hace 25 años, en mayo de 1985, científicos británicos publicaron un estudio que confirmó la disminución de la capa de ozono sobre la Antártida.

En la década de los años setenta los científicos descubrieron que los químicos llamados clorofluorocarbonos, usados como refrigerantes y como propelentes en los aerosoles, representaban una amenaza para la ozonósfera. Por eso trabajos recibieron el Nobel de Química en 1995 Paul J. Crutzen, Mario J. Molina y F. Sherwod Rowland.
Los aerosoles son un elemento más contaminante que los óxidos de nitrógeno, dióxidos de azufre o el ozono.

Emilio Cuevas Agulló, director del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña, España, destacó su influencia en el clima y en las enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Los aerosoles permanecen flotando en la atmósfera, absorben o dispersan la radiación solar y tienen una incidencia muy importante en los procesos respiratorios, alergias y asma, al ser inhaladas por el ser humano.

Daño histórico

En la década de los ochenta se emitían 500.000 toneladas de clorofluorocarbonos al año, lo que sumó un valor acumulado de 30 millones de toneladas en la atmósfera, una sexta parte de las cuales llegaban a la estratósfera, de acuerdo con datos de la Unidad de Coordinación de Investigación del Ozono de la Unión Europea.

En 1985 se firmó el Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono, para fomentar la investigación y la cooperación entre los gobiernos.

En 1987, varios países firmaron el Protocolo de Montreal con el fin de reducir, gradualmente, la producción de CFC y otras sustancias químicas destructivas. En los países desarrollados cesó casi por completo a finales d 1995, y en los países en vías de desarrollo se retirarán progresivamente hasta eliminarse.

A pesar de las dimensiones del agujero, los científicos prevén que si las medidas del Protocolo de Montreal se siguen aplicando, la capa de ozono comenzará a restablecerse y llegará a recuperarse por completo a mediados del siglo XXI

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