En el largo plazo, la temperatura de la Tierra puede ser 30-50 por ciento más sensible al dióxido de carbono en la atmósfera de lo que ha sido previamente estimado, informa un nuevo estudio publicado en la Nature Geoscience esta semana.
Los resultados muestran que los componentes del sistema climático de la Tierra, que varían con largos períodos de tiempo – como el hielo terrestre y la vegetación – tienen un efecto importante en la sensibilidad del a temperatura, pero estos factores a menudo son ignoradas en los modelos climáticos actuales.
Dr. Dan Lunt, de la Universidad de Bristol, y sus colegas compararon los resultados de un modelo climático global para las reconstrucciones de la temperatura ambiente de la Tierra de hace tres millones de años cuando las temperaturas globales y las concentraciones de dióxido de carbono eran relativamente elevados. Las reconstrucciones de temperatura se calcularon utilizando datos de los sedimentos del suelo marino de tres millones de años de edad.
Lunt, dijo, “Hemos encontrado que, dada la concentración de dióxido de carbono predominante hace tres millones de años, el modelo muestra un aumento de temperatura significativamente menor que el indicado por las reconstrucciones. Esto nos llevó a revisar lo que faltaba en el modelo.“
Los autores demuestran que el aumento de las temperaturas indicadas por las reconstrucciones se puede explicar si los factores que varían en escalas de largo tiempo, como el hielo terrestre y la vegetación, se incluyen en el modelo. Esto es debido principalmente a que cambios en la vegetación y el hielo hacen que se absorbe más luz solar, lo que a su vez aumenta el calentamiento.
Incluyendo estos procesos a largo plazo en el modelo resulta un aumento de la temperatura de la Tierra como respuesta al dióxido de carbono, lo que indica que la temperatura de la Tierra es más sensible al dióxido de carbono que lo reconocido con anterioridad. Los modelos climáticos utilizados por organismos como el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático no suelen incluir plenamente estos procesos a largo plazo, por lo que no representan completamente la sensibilidad de la temperatura de la Tierra al dióxido de carbono.
Alan Haywood, co-autor en el estudio de la Universidad de Leeds, declaró: “Si queremos evitar un cambio climático peligroso, esta mayor sensibilidad de la Tierra al dióxido de carbono debe tenerse en cuenta al establecer los objetivos para la estabilización a largo plazo en la atmósfera de las concentraciones de gases invernadero”.
Lunt añade: “Este estudio ha demostrado que el estudio de los climas del pasado pueden aportar ideas importantes sobre cómo la Tierra podría cambiar en el futuro”.
En el documento: Earth system sensitivity inferred from Pliocene modelling and data por Daniel J. Lunt, Alan M. Haywood, Gavin A. Schmidt, Ulrich Salzmann, Paul J. Valdés y Harry J. Dowsett. Publicado onlíne en Nature Geoscience el 6 de diciembre de 2009.
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