No hay acuerdo en Copenhague, ni consenso a la vista. En las horas finales de la Cumbre del clima, son los jefes de estado y de gobierno los que se juegan la última carta, ésa que pueda traer un acuerdo mundial para frenar el calentamiento global. O, al menos, un acuerdo para salvar la cara. la principal dificultad sigue siendo poner de acuerdo a los países en vías de desarrollo con los industrializados, y conciliar crecimiento económico con protección del medio ambiente.
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