Más de un millar de manifestantes han pedido en las calles de Copenhague que se abran las fronteras a los refugiados climáticos.
La marcha transcurrió de manera pacífica hasta que varias decenas de militantes de grupúsculos violentos arremetieron contra el mobiliario urbano y arrancaron un globo gigante, que simbolizaba un tonelada de CO2. Una quincena de manifestantes fueron detenidos.
En el interior del recinto de la cumbre, un grupo de osos polares recordaba a los líderes mundiales las promesas hechas en 2007 en Bali y que el reloj corre.
Los más de 190 países presentes en Copenhague buscan un acuerdo a contrarreloj. Tienen hasta el 18 de diciembre para lograrlo.
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