Un fracaso en Copenhague sería una catástrofe mundial. Este pensamiento está en la mente de casi todos en la recta final de la cumbre. El Primer Ministro francés Nicolás Sarkozy lo ha dicho alto y claro: “El tiempo corre en nuestra contra. Dejemos atrás las posturas, impliquémonos de verdad en la negociación. Ninguno de nosotros se librará de las consecuencias de no estar a la altura de nuestra responsabilidad histórica aquí en Copenhague. La cuestión está ya sobre la mesa. Hay que empezar a negociar inmediatamente. Francia y Europa están preparadas”.
“El mundo necesita cambios, y sólo quedan unas horas para poder hacerlos”. El tiempo apremia y la canciller alemana Angela Merkel ha apelado a la responsabilidad de sus colegas para que sigan buscando el acuerdo hasta el último minuto de la cumbre.
“Avanzando solos no se puede avanzar de manera efectiva”, explicaba la Canciller alemana, “Es una tarea de todos juntos. Tenemos que demostrar que el mundo actúa unido, como hicimos ante la crisis económica y financiera. Así que trabajemos las 24 horas que quedan para que mañana, exactamente a esta misma hora, al encontrarnos en esta sala, podamos demostrar que hemos entendido el mensaje: la vida no puede seguir así, el mundo necesita cambios”.
Todas las esperanzas se concentran ahora en las horas finales de la cumbre.
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